viernes, 21 de diciembre de 2012

La encrucijada económica de Nicolás Maduro

El recrudecimiento del cáncer que padece el presidente de Venezuela Hugo Chávez y el hecho de que el gobernante designara a Nicolás Maduro como su sucesor fortalecen las versiones de que su enfermedad es terminal y con ello dejaría a su vicepresidente y canciller en una encrucijada política y económica.

Por: Emiliano Corona
Especial para Legiscomex.com - Caracas 

Nicolás Maduro tiene los reflectores del país encima y ya opina sobre temas nacionales. Lo hace en forma pausada, sin estridencias, fiel al estilo mesurado y esquivo que ha mostrado desde que el presidente venezolano Hugo Chávez lo nombró canciller, en agosto del 2006, y que ahora, en su condición de vicepresidente y sucesor del mandatario en la eventualidad de que “algo ocurriera”, parece decidido a mantener para referirse a los asuntos económicos más urgentes del país:


"El control de cambios ha funcionado bien y sí, se puede mejorar, y se va a mejorar", dijo Maduro con deliberada vaguedad el pasado 10 de diciembre, en lo que fue su primer pronunciamiento sobre uno de los asuntos que figuran en la larga lista de problemas económicos que deberá enfrentar el presidente de Venezuela, sea quien sea. 



Chávez logró su reelección para un nuevo periodo de seis años el pasado 7 de octubre y se esperaba que a principios del 2013 anunciara una serie de ajustes económicos para afrontar el abultado déficit fiscal –entre el -15% y el -19% del Producto Interno Bruto (PIB), según estimaciones de diferentes instituciones financieras y especialistas-; el creciente endeudamiento interno y externo para financiar ese hueco; la sobrevaluación del bolívar, la moneda nacional, que en el mercado negro se cotiza cuatro veces arriba de su valor oficial; el deterioro de la industria petrolera, el soporte del país, y una inflación que se encuentra entre las más altas del mundo (alrededor del 20% este año), entre otros problemas que requieren urgente atención.



El presidente, sin embargo, anunció de manera sorpresiva el 8 de diciembre anterior la reaparición del cáncer que lo aqueja desde hace año y medio y dijo que en caso de que esa enfermedad lo inhabilite, Maduro –canciller y vicepresidente de Venezuela- debe ser su sucesor y ser elegido como el nuevo presidente. 



Por primera vez, el controvertido gobernante sugirió de manera abierta que puede morir y todo el mundo se pregunta qué pasará en este país petrolero si llegara a faltar Chávez.
La encrucijada
El economista Orlando Ochoa dijo a Legiscomex.com que con la eventual muerte del presidente lo primero que se deberá dirimir es quién será el sucesor, de acuerdo con la Constitución. Maduro podría ser el sucesor temporal, por su condición de vicepresidente, y sería el candidato del chavismo si se convoca a nuevas elecciones. 


“Si Nicolás Maduro va a estar a cargo del país, lo primerio que debería pensar es en hacer un ajuste económico. El problema es que hacer el ajuste fiscal antipático e impopular que se requiere con urgencia en estos momentos, es un mal comienzo para un heredero de una revolución socialista”, sostuvo el doctor en Economía por la Universidad de Oxford, Reino Unido, y profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas.



Para Ochoa, Maduro estará en una encrucijada porque “si prioriza la consolidación del apoyo político y social que necesita para gobernar, la economía y el sector petrolero se pueden socavan aceleradamente, y si trata de resolver el problema económico y petrolero puede perder apoyo político y social”.



Según el consenso económico, el tema más urgente en Venezuela es la sobrevaluación del bolívar (BsF), que tiene una paridad oficial y controlada de BsF4,30 unidades frente al dólar cuando el mercado paralelo se cotizaba a mediados de diciembre entre BsF17 y BsF18.



“Hay que devaluar y hay que hacerlo ya, porque esto tiene un efecto sobre muchos de los otros problemas económicos que estamos enfrentando, como el déficit fiscal. El problema es que primero no se hizo porque había elecciones (las presidenciales del 7 de octubre y las regionales el 16 de diciembre) y después no se sabe si se va a hacer por el cuadro político que se abrió con el empeoramiento del cáncer del presidente Chávez”, dijo Ochoa, un especialista en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Brasilia y maestro en Estudios del Sector Público por Universidad de Buckingham, en el Reino Unido.



Una devaluación del bolívar permitiría que los dólares que ingresan al país por exportaciones petroleras –que aportan el 95% de las divisas— tuvieran un mayor valor en el mercado interno y eso se traduciría en más recursos para el Estado y un alivio al déficit fiscal, que llegó este año en forma consolidada –Gobierno central y sector público en su conjunto- a entre USD49.000 millones y USD63.000 millones que el Gobierno financió con impresión de dinero por parte del Banco Central de Venezuela (BCV).



“Suena extraño que un país petrolero, con bonanza petrolera, con precios que este año promediaron USD103 por barril, tenga que recurrir al financiamiento monetario y tenga una empresa petrolera con serias dificultades, pero así es. Entonces la devaluación es un asunto urgente y hay que hacerla ya”, explicó Ochoa.
Indefinición
El abogado y experto en asuntos fiscales José Amando Mejía señaló que mientras se definen los tiempos de la eventual sucesión de Chávez, Maduro tendrá muchas dificultades para ejercer el poder, en especial en los asuntos económicos. 


“Lo primero que ya sabemos es que no hay acuerdo en el gabinete económico sobre la decisión de devaluar el bolívar, que acumula una sobrevaluación estimada al menos en 100%, y mientras no haya devaluación el Banco Central tendrá que seguir imprimiendo dinero, los gastos internos tienden a ser más altos y el país tendrá que seguir recurriendo al crédito interno y externo, que está llegando a niveles de alto riesgo”, sostuvo el doctor en Derecho de la Universidad de París II y ex asesor del Ministerio de Planificación.



De acuerdo con Mejía, estas distorsiones económicas fueron una característica en Latinoamérica en los años setenta y principios de los ochenta, pero con la crisis de la deuda en esa década todos los países de la región, excepto Venezuela, aplicaron ajustes y en su mayoría lograron estabilidad económica con equilibrio fiscal.



“Venezuela va a ser el último país latinoamericano en enfrentar esto porque el petróleo le permitió el margen de maniobra para sostener políticas populistas y excesos fiscales, pero ya el tiempo parece haber llegado al límite. Esto lo tendrá que enfrentar Maduro, el propio Chávez o cualquiera que sea el presidente”, agregó el catedrático de las universidades Central de Venezuela (UCV) y Católica Andrés Bello (UCAB).



Señaló que Maduro podría, además, quedar en una posición constitucional débil si es que la Asamblea Nacional, dominada por el oficialismo chavista, no sigue al pie de la letra el procedimiento legal para suceder a Chávez en caso de que su enfermedad le impida seguir en el cargo o muera. 



“Aquí se debe convocar a elecciones en un plazo de 30 días en caso de que falte el presidente y no sea que la mayoría chavista en la Asamblea quiera perpetuar un interinato de Maduro. Esto, incuso, le restaría legitimidad jurídica ante los organismos internacionales en caso de que el país, como todo indica, necesite recursos externos para resolver sus problemas”, añadió el abogado.
Incompetencia
Otro problema adicional que observa Mejía es que “el Gobierno venezolano tiene un equipo económico muy incompetente” liderado por el ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, un ingeniero eléctrico por la Universidad de Bolonia, Italia, y doctor en Planificación por la Universidad de Sussex, Reino Unido, que a sus 72 años es considerado “un dogmático marxista fuera de época”.


“Luego tenemos al presidente del BCV, Nelson Merentes, un matemático que no conoce de asuntos monetarios, y al presidente de PDVSA (la estatal Petróleos de Venezuela), Rafael Ramírez, que es un comisario político al servicio de un proyecto ideológico y político. Estos cuadros económicos del presidente Chávez son incapaces de enfrentar lo que está ocurriendo”, consideró.
Situación límite
Para el economista Orlando Ochoa la situación económica del país no es de colapso, pero considera que sí se está llegando al límite.


Los más de USD100.000 millones de gasto que ejerció el Gobierno durante este año electoral –equivalentes al 30% del Producto Interno Bruto (PIB)— propiciaron un crecimiento económico del 5,3% pero en gran parte fueron financiados con el creciente endeudamiento público, lo que hizo subir la deuda interna del país en un 60% durante los primeros nueve meses del 2012, hasta llegar a USD57.400 millones, según cifras oficiales.



Ochoa señaló que a esa suma hay que agregar USD101.000 millones de deuda externa con que cerrará el 2012, más USD20.000 millones de las obligaciones pendientes con las empresas privadas confiscadas por el Estado, más USD25.000 de la deuda de PDVSA y las empresas mixtas, lo que totaliza unos USD203.000 millones de endeudamiento público entre titularizado y flotante.



Con el PIB nominal de USD332.800 millones que según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) tiene Venezuela al cierre de este año, la deuda externa del país equivale al 60,9% del producto nacional, pero en un escenario de devaluación del bolívar ese porcentaje subirá en forma pronunciada.



“La devaluación se tendrá que dar tarde o temprano. Supongamos que esta sea del 40%, en una estimación media entre lo posible políticamente y lo deseable. De ser así, el PIB venezolano calculado dólares sería de unos USD200.000 millones y esto significaría que la deuda del país sería equivalente al 100% del PIB”, explicó el economista.



“Si bien no es una situación como la de Grecia (país donde la deuda pública ronda el 180%), nos estamos acercando de manera muy rápida a una situación alarmante”, consideró Ochoa.
Plazos fatales
El abogado Mejía consideró que en Venezuela hay un plazo fatal para perfilar los escenarios de corto plazo: el jueves 10 de enero del 2013, cuando Chávez deberá juramentar ante la Asamblea Nacional para cumplir un nuevo periodo de seis años.


Según la Constitución venezolana, si se produce la falta absoluta de un presidente antes de la toma de posesión o en los primeros cuatro años de su mandato, se deberá convocar a elecciones en un plazo de 30 días.



“Toda esta situación en la que no hay definiciones tiene profundas consecuencias económicas. Esperábamos que los ajustes económicos que necesita el país vinieran después de la toma de posesión de Chávez para un nuevo gobierno, pero ahora lo que tenemos es una incertidumbre que se profundiza y que tendrá un impacto en las cuentas nacionales”, sostuvo.



Para Ochoa, el margen que le quedaría a un eventual gobierno transitorio o permanente de Maduro es continuar emitiendo títulos de deuda de PDVSA en dólares para que el BCV los cambie por pagarés y los coloque en el mercado imprimiendo dinero o echando mano de las reservas internacionales.



“El riesgo es que el BCV cada vez tiene menos reservas internacionales (este año bajaron un 15% y cerraron el año en USD25.000 millones, la cifra más baja desde el 2004), y las reservas líquidas, operativas, no llegan a USD2.000 millones, lo que somete a gran presión al mercado cambiario paralelo”, explicó el consultor económico de empresas públicas y privadas.



PDVSA, por su parte, la caja histórica de este país petrolero, enfrenta sus propios problemas y cada vez tiene menos espacio para financiar los programas sociales del gobierno y el gasto nacional. De los USD90.000 millones que facturará este año por exportaciones de crudo, casi la mitad se irán en el pago de créditos a China o serán cuentas por pagar de países como Cuba, Bolivia y sus socios de Petrocaribe. Además tendrá que importar unos USD5.000 millones en gasolinas que vende, en el mercado interno, a dos centavos de dólares el litro, y además sus deudas externa y a proveedores llega a unos USD30.000 millones.



De acuerdo con Ochoa, “ante este panorama, creo que en la eventualidad de que Maduro llegue al poder, postergará aún más las decisiones económicas pendientes y esto agravará el cuadro económico y petrolero de Venezuela”.



“Maduro tendría que enfrentar un ajuste fiscal y ordenar en lo posible las cuentas de PDVSA, pero esto tendría un impacto social alto porque habría que reducir el gasto que ha hecho popular al presidente Chávez entre los sectores pobres. Por eso, no creo que lo haga. No es precisamente lo que necesita un político de menor respaldo y en una posición más vulnerable”, señaló.

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