martes, 30 de abril de 2013

El desafío de la década para el comercio internacional

“Es la oportunidad para tomar la sostenibilidad como el modelo de desarrollo paradigmático. Este propone tres referentes que deben ser tratados indistintamente: el ámbito social, económico y ambiental”. http://bit.ly/12PNaFc





Por: Portafolio Verde* 
 
El dinámico mundo del comercio internacional, en relación al transporte físico de los productos, depende de una manera extraordinaria de los combustibles fósiles, que son no renovables; lo que hace que las prácticas actuales de transporte internacional estén condicionadas por el precio y la disponibilidad de estos, elementos que hasta ahora han permitido que el modelo actual del comercio mundial prospere. Sin embargo, las reglas del juego van a empezar a cambiar y es probable que no estemos preparados para eso. 

Según el World Energy Outlook 2010 de la Agencia Internacional de Energía, la producción mundial de petróleo convencional va en declive desde el 2006; no obstante, la demanda sigue en aumento impulsada principalmente por el acelerado crecimiento de China e India; el primero ha aumentado su consumo de petróleo en un 8% anual desde al 2002, según la Administración de Información de Energía de EE UU.

Este declive de la producción se ha intentado compensar con la extracción de petróleo no convencional, que regularmente requiere de inversiones mucho mayores y es altamente perjudicial para la biósfera y por ende para las comunidades. Tal es el caso de la explotación de las arenas aceiteras o petrolíferas, conocidas también como petróleo crudo extra pesado, cuyo proceso es similar al de la minería a cielo abierto y sus impactos ambientales igualmente letales para la capa vegetal y la biodiversidad, debido a que implica complejos y costosos procesos para separar el petróleo de la arcilla, arena y otros elementos.

La quema de carbón, de petróleo y sus derivados para alimentar generadores eléctricos y motores, tiene límites que no se han asumido con la seriedad que corresponde. Desde ya se vislumbra un gran cambio de paradigma energético porque la creciente demanda contrasta con una oferta que entró en su etapa de declive, debido a la naturaleza limitada de este tipo de combustibles. Todos los esfuerzos encaminados a continuar explotando los combustibles fósiles, especialmente el petróleo no convencional, tienen dos resultados ineludibles: el aumento de los costos y la prolongación de la degradación ambiental. Los cambios deben ser implementados en los próximos años, y estos exigen un plan de concreto para el corto plazo.
   
 
Fuente: World Energy Outlook 2010, Agencia Internacional de Energía. (IEA).
Azul oscuro: petróleo convencional actualmente siendo explotado
Gris: petróleo convencional que será explotado
Azul claro: petróleo que debe ser encontrado
Magenta: líquidos de gas natural
Amarillo: Petróleo no convencional
La sostenibilidad como modelo
Un informe preparado para el Gobierno de EE UU en el 2005, conocido como el Informe Hirsh, señala que después de que se presente la máxima producción de petróleo, esta traerá un problema severo de combustibles líquidos para el sector transporte. 

En este sentido, el comercio internacional está ante uno de sus más grandes desafíos: ser sostenible. Las pocas alternativas reales y escalables que hoy en día existen para reemplazar el combustible fósil se quedan cortas. Por ejemplo, la producción de biocombustibles basados en los cultivos dependen en gran medida del petróleo, desde la siembra- donde se utilizan todo tipo de agroquímicos- hasta la recolección y procesamiento - donde se requiere maquinaria que funciona a base de petróleo -. 

Por esta razón, si el precio del petróleo sube o si eventualmente escasea, impactará directamente en el costo de la producción y en el precio final de los biocombustibles, sean de primera o de segunda generación. Adicionalmente, el acaparamiento de tierras para la producción de este tipo de combustible genera efectos adversos relacionados al aumento de los precios de los alimentos, la destrucción de bosques y la pérdida de la riqueza de la biósfera.

¿Qué será de los tratados de libre comercio (TLC) si los precios del transporte aumentan considerablemente? ¿podrán mantener su competitividad las empresas exportadoras con altísimos costos para llevar sus productos a otros países? ¿seguirán los consumidores comprando productos provenientes de otros lugares si los precios aumentan constantemente?

Estas preguntas presentan un gran desafío para todos los agentes del mercado, y a su vez, una gran oportunidad. La sostenibilidad no se trata de un concepto de moda: es un imperativo. De la misma manera que las empresas deben realizar una planeación con el fin de no solo ser sostenibles, sino también cumplir con metas de crecimiento, todos los agentes interesados en la subsistencia del comercio internacional deberán tratar estos aspectos. Las inversiones en investigación y desarrollo de alternativas que reemplacen por completo los combustibles fósiles, tendrán que ser vistas como una inversión inicial de un nuevo modelo de transporte internacional, necesario para la continuidad del sector. 

El desafío es mayor al considerar que el transporte internacional requiere de un combustible líquido, y las alternativas de vanguardia como el motor de hidrógeno son en la actualidad muy costosas para ser distribuidas comercialmente y aún sigue en discusión la viabilidad de este tipo de motor. Sin embargo, la exploración de esta opción puede arrojar pistas sobre qué dirección tomar.

Es la oportunidad para tomar la sostenibilidad como el modelo de desarrollo paradigmático. Este propone tres referentes que deben ser tratados indistintamente: el ámbito social, económico y ambiental. Es el momento para que todos los empresarios entren en un debate que ubique caminos alternativos concretos que lleven a los sectores involucrados en el comercio internacional a liderar profundos cambios por la sostenibilidad de la sociedad, su economía y la biósfera. 

http://www.iea.org/publications/freepublications/publication/weo2010.pdf


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