miércoles, 6 de noviembre de 2013

PDVSA: el camino al precipicio

La falta de inversión, el caótico manejo financiero y la utilización política de PDVSA tienen a la gigante estatal venezolana en una aguda crisis estructural que pone en entredicho su capacidad para mantener a flote la maltrecha economía del país y para enfrentar la embestida del petróleo de esquisto. http://bit.ly/1fjr6sD



Por: Emiliano Corona
Especial para Legiscomex.com
Caracas 











El desarrollo de la tecnología extractiva de petróleo de esquisto (shale oil) altera a pasos agigantados el mapa energético mundial y amenaza con ubicar a Venezuela –el país con las mayores reservas de petróleo crudo en el planeta— como un abastecedor de segundo orden en el mercado global de los hidrocarburos.

Gracias al shale oil, EE UU, principal comprador histórico del petróleo venezolano, se convertirá en el productor mundial número uno de ese combustible en cuatro años más, por arriba de Arabia Saudita, y no solo se ubicará en el camino del autoabastecimiento, sino que incluso podría agregarse a la lista de exportadores de petróleo. Sólo México y Canadá, sus socios comerciales y vecinos, mantendrán una presencia energética en ese mercado.

“Venezuela también pudo haber estado ahí, pero no estará. Preferimos pedir prestado a China, pagarle con petróleo y empeñar nuestros recursos energéticos con ese país, en vez de apostar por una integración energética vertical con EE UU”, dijo a Legiscomex.com el economista y ex director de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), José Toro Hardy.

La tecnología para producir petróleo y gas de esquisto permite convertir en hidrocarburos la materia orgánica contenida dentro rocas sedimentarias, mediante la disolución térmica o fracking (fractura).La extracción es más costosa que la del petróleo crudo y el recurso natural se agota más rápido, pero con esta técnica,algunos países se convertirán en potencias petroleras. Israel, que siempre ha sido importador de crudo, tiene reservas de shale oil que podrían llegar a 250.000 millones de barriles, cifra similar a la de Arabia Saudita.

Para Toro Hardy, “el gran perdedor de este nuevo mapa energético mundial podría ser Venezuela. Los países árabes que queden fuera del mercado estadounidense y el mismo Israel dirigirán sus exportaciones petroleras a China y otras naciones asiáticas. La misma China tiene enormes reservas de petróleo de esquisto. ¿Y quién nos garantiza que China, como dice el Gobierno, podría ser nuestro mercado estratégico, cuando allí perdemos competitividad por el costo del transporte?”.

El economista de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas y experto en petróleo sostuvo que la nueva revolución energética global que detonó la aparición del shale oil y “la debacle financiera, operativa y productiva que vive PDVSA por falta de inversiones y de mantenimiento están llevando a esta industria al borde de un precipicio”.
La caja negra
La irrupción del shale oil en el panorama energético global y las implicaciones de este hecho para Venezuela están lejos de las prioridades del presidente Nicolás Maduro, quien enfrenta una severa crisis económica agravada porel desabasto de productos básicos, la falta de divisas y una inflación del 49,4% en los últimos 12 meses.

PDVSA, cuyas exportaciones de crudo generan el 96% de las divisas que capta Venezuela, no solo está imposibilitada para sacar al país del atolladero -como ha sido la tónicadesde el siglo pasado-, sino que la crisis nacional se debe en gran parte al caótico manejo de esa empresa estatal a pesar de los precios históricos que han alcanzado los hidrocarburos.

Gracias al auge petrolero, PDVSA ha recibido por concepto de exportaciones en los últimos cinco años USD387.253 millones, según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), y aunque analistas independientes cuestionan la veracidad de las estadísticas oficiales, en ninguna forma deja de ser una suma estratosférica que ha servido para financiar el proyecto político del fallecido presidente Hugo Chávez y de Maduro, su sucesor.

En el 2005, Chávez creó el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), un mecanismo de inversión social que opera con transferencias directas de PDVSA y el BCV provenientes de las exportaciones petroleras y el cual ha manejado desde entonces USD116.000 millones orientados a proyectos productivos que en muchos casos acaban convertidos en elefantes blancos y a planes sociales destinados a subsidiar a millones de familias pobres que constituyen la base clientelar del chavismo.

“El Fonden es la caja negra del Gobierno porque nadie sabe a dónde van a parar exactamente esos enormes recursos. Ahí se está manejando el 50% del erario nacional de manera ilegal. Sabemos que hay clientelismo, corrupción y mucha ineficiencia en el manejo de esa plata, y el Gobierno nunca ha detallado el manejo de esos recursos”, aseguró el presidente del opositor partido Copei, Roberto Enríquez.

De acuerdo con el dirigente político, a través del Fonden los gobiernos chavistas han dilapidado la riqueza petrolera y anunció que por ello promueve en la unicameral Asamblea Nacional, dominada por el oficialismo, una investigación contra el presidente de PDVSA y ministro del Petróleo, Rafael Ramírez.
Empresa enferma
Además de los controvertidos aportes al Fonden, el régimen ha puesto a PDVSA a realizar funciones que nada tienen que ver con la industria petrolera, como construir viviendas, importar alimentos y desarrollar proyectos agropecuarios, lo cual consume enormes recursos financieros y humanos de la empresa estatal convertida en el aparato clientelista oficial.

Toro Hardy señaló que cuando Chávez llegó al poder, en 1999, la emblemática industria tenía 40.000 trabajadores, los cuales se han triplicado desde entonces, hasta llegar a unos 120.000. “La inmensa mayoría de ellos no se ocupa de actividades petroleras, sino de otras funciones que ellos llaman ´sociales´. Es decir, están al servicio del proyecto político oficial y el resultado es que la productividad de la empresa, la producción de crudo y las inversiones en mantenimiento, exploración y explotación han venido en picada”, aseguró.

El economista y autor del libro "Venezuela y el Petróleo del Islam" sostuvo que desde hace varios años PDVSA es “una empresa enferma, y lo que ahora vemos es que se ha venido agudizando la enfermedad. No se han hecho las inversiones requeridas, no hemos aumentado nuestra capacidad de producción, por el contrario, la falta de inversiones afecta de manera muy seria el mantenimiento de nuestras plantas, como lo indican los graves accidentes que hemos tenido”.

Señaló que el accidente ocurrido en agosto del 2012 en la refinería de Amuay por una fuga de gas propano,con saldo de 55 muertos y 156 heridos, dejó al descubierto el “deplorable estado de las instalaciones petroleras del país”. El pasado 11 de agosto, un año después de la tragedia en Amuay, un rayo provocó una enorme explosión en la refinería de Puerto La Cruz, donde no estaban habilitados ni los pararrayos ni el sistema de alarmas.

Según el Centro de Orientación en Energía (Coener), el Índice de frecuencia de accidentes de PDVSA se incrementó en un 235% desde el 2002 al pasar de 1,8 accidentes incapacitantes por cada millón de horas-hombre ese año, a 6,0 accidentes incapacitantes en el 2011, y la cifra ha venido en aumento. El promedio internacional es menor a 1,0.

“Como país, estamos en una encrucijada. Dependemos más que nunca del petróleo porque el Gobierno ha sido muy poco exitoso en diversificar la economía y promover otros sectores que generen divisas. Cada día somos más un país rentista y la realidad es que este desastre económico y la caída en picada de PDVSA nos tiene sin divisas. Los petrodólares ya no alcanzan para tanta ineficiencia y despilfarro”, dijo Toro Hardy.
Enredo financiero
El economista Orlando Ochoa consideró que la crisis económica venezolana y la situación de deterioro que vive PDVSA están relacionadas de manera muy clara. “Tenemos un déficit importante de divisas que origina desabasto, inflación y un funcionamiento de la planta productiva muy por debajo de su capacidad, por falta de insumos. Esto es porque PDVSA viene entregando desde hace varios años montos cada vez menores de dólares al BCV mientras la demanda de divisas del sector privado y público ha crecido”, señaló.

El consultor de empresas y doctor en Economía por la Universidad de Oxford sostuvo que el limitado suministro de divisas de PDVSA se debe a “las sobrecargas financieras” de la petrolera, cuya deuda total, interna y externa, llega a USD153.596 millones, el doble que en el 2010.

“Es increíble que PDVSA acumule deudas a esta velocidad, cuando el precio del petróleo ha estado a un promedio de más de USD100 en los últimos tres años. Los abusos del Gobierno llevaron a la empresa a esta situación”, sostuvo.

Dijo que sólo los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), que promovió Chávez, le deben a la estatal USD20.000 millones en embarques de petróleo, mientras que la compañía adeuda a contratistas y proveedores unos USD16.740 millones, lo que la convierte en una empresa “con problemas financieros y operacionales muy serios”.

Ochoa estimó que este año PDVSA entregará al BCV unos USD40.000 millones, mientras que la demanda del sector privado y público asciende a USD60.000 millones, lo que “se transforma en un verdadero cuello de botella para toda la economía”. De acuerdo con el economista, ordenar las finanzas de PDVSA “es un tema ineludible para el Gobierno, si de verdad quiere sacar al país del atolladero”.

En estas condiciones, enfrentar los desafíos de largo plazo de la emblemática petrolera venezolana –como el ascenso del shale oil— es una tarea que tendrá que esperar.

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