El Gobierno venezolano crea las condiciones para un alza en el precio de la gasolina, que es el menor del mundo, y para una nueva devaluación del bolívar frente al dólar, como parte de un plan de ajustes que apuntan a aliviar los desequilibrios fiscales de una economía en crisis. http://bit.ly/1lEFRdC
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Después de que el 2013 fuera crítico en materia económica, en el cual el país registró el más bajo crecimiento en Latinoamérica con un 1,2% y la más alta inflación del hemisferio occidental de un 56,1%, el gobierno de Venezuela arranca el nuevo año con los ojos puestos en los dos productos más baratos del país: el dólar oficial, que se cotiza a Bs6,30 bolívares, ocho veces por debajo de su valor en el mercado paralelo, y la gasolina, cuyo precio es tan irrisorio que con un dólar se llena un tanque de 66,6 litros (lts).
Los inminentes ajustes fueron perfilados hace unos días por el vicepresidente venezolano para el Área Económica, Rafael Ramírez, quien adelantó que el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), mediante el cual se subastan dólares a una cotización que casi duplica la tasa oficial, será fortalecido en el 2014 y transitará hasta convertirse en “un mecanismo definitivo para el control y manejo de nuestras divisas”. Al mismo tiempo anunció que es necesario dar una “discusión nacional” para determinar si ha llegado la hora de aumentar el precio de la gasolina, un tema de alta sensibilidad social en un país cuya capital, Caracas, protagonizó una espontánea insurrección popular en 1989 cuando el entonces presidente Carlos Andrés Pérez decretó un “paquete económico” que incluía un alza del 100% en la gasolina. El presidente Nicolás Maduro necesita sin embargo allegarse recursos propios en forma urgente para cerrar la enorme brecha entre ingresos y gastos y los dos caminos más viables que tiene a la mano son una devaluación del bolívar y un alza en el precio de la gasolina. La devaluación, que se anticipa de entre el 50% y el 100% en el tipo de cambio oficial, haría rendir más en el mercado interno los dólares que el país recibe por concepto de exportaciones petroleras, mientras que un ajuste en los precios de los combustibles podría liberar a las finanzas públicas del enorme peso que significa el subsidio a la gasolina, que el Gobierno estima en USD12.600 millones al año, equivalentes al 14,36% del presupuesto nacional del 2014.
Devaluación
El economista José Guerra dijo a Legiscomex.com que los anuncios de Ramírez, quien además de vicepresidente es ministro de Energía y presidente de la petrolera estatal PDVSA, “dejan claro que viene una macro devaluación del orden del 100%, lo que tendrá efectos inmediatos en la espiral inflacionaria y en el salario real de los trabajadores”.
Señaló que, en el corto plazo, la devaluación contribuirá a reducir el déficit fiscal del sector público, que en el 2013 se ubicó entre el 13% y el 15% del Producto Interno Bruto (PIB), una cifra descomunal para cualquier economía, pero sin una rectificación “de fondo” en la política económica el alivio será momentáneo, como ocurrió en febrero pasado, cuando la República depreció el bolívar en 46,52%, la moneda pasó de Bs4,30 a Bs6,30 por dólar, sin que esa medida tuviera un efecto estabilizador de largo plazo pues la inflación se desbordó y la brecha fiscal acabó casi en los mismos niveles del 2012. Para Guerra, un maestro en Economía de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, ex gerente de Investigaciones Económicas del Banco Central de Venezuela (BCV) y autor del libro “El legado de Chávez”, la única manera de estabilizar la economía es con una rectificación del gobierno del presidente Nicolás Maduro que incluya la adopción de políticas sensatas que le den estabilidad a la moneda, que contengan el constante aumento del circulante y que privilegien el aumento de la producción nacional mediante un pacto con los empresarios y los trabajadores. Durante el 2013, Venezuela registró una inflación del 56,1% en medio de una desaceleración económica, de un desabasto crítico de productos de primera necesidad y de una aguda escasez de dólares que impidió a las empresas satisfacer sus necesidad de insumos y materias primas de importación, lo que a su vez hizo caer la producción interna e intensificó la falta artículos básicos en la dieta de los venezolanos como la carne, el café, el arroz, el azúcar y la harina de maíz para elaborar las imprescindibles arepas. “Ya vimos que devaluar la moneda todos los años no se resuelve nada. Hay que bajar la inflación, aumentar la producción nacional y dar estabilidad al país mediante reglas claras y precisas. Ya es hora de que el Gobierno se dé cuenta de que no puede hacer todo, como ha pretendido estos años, y que necesita concertar con los privados y con los trabajadores”, señaló Guerra.
Cortoplacismo
El consenso en los mercados es que la Nación optará por dos devaluaciones: la de la tasa de cambio oficial, que pasaría de los actuales Bs6,30 por dólar a entre Bs10 y Bs12, y la llamada cotización del Sicad, que en la última subasta alcanzó Bs11,30 por dólar y se elevaría a unos Bs20.
De hecho, el pasado 3 de enero el BCV anunció que a partir de esa fecha PDVSA y sus empresas filiales podrán realizar sus transacciones distintas a las de exportación y venta de hidrocarburos al tipo de cambio resultante de la última asignación de divisas realizada a través del Sicad, lo que indica la intención del Ejecutivo es de transitar hacia una cotización del dólar más realista. De acuerdo con proyecciones de la consultoría Ecoanalítica, una devaluación que llevara la paridad del dólar oficial a Bs11 y a unos Bs18 la tasa Sicad aportaría recursos extraordinarios al fisco por alrededor del 7% del PIB, al hacer rendir más a nivel interno las exportaciones petroleras, lo que le alcanzaría apenas para cubrir la mitad del déficit fiscal en el corto plazo y siempre y cuando el Gobierno logre contener la desbordada inflación, que en el 2013 se ubicó como la más alta en 17 años y una de las tres mayores en el mundo. Para el director de Ecoanalítica, Pedro Palma, el ajuste del tipo de cambio preferencial contribuiría a corregir o mitigar la alta demanda de dólares, reduciría la sobrevaluación de la moneda, tendería a racionalizar las compras de productos y servicios en el exterior y contribuiría a reducir el enorme desbalance de las finanzas públicas, aunque se requiere que una devaluación vaya acompañada de medidas de más largo plazo que eviten efectos cortoplacistas. “Una auténtica estabilidad del tipo de cambio requiere mantener baja la inflación, en niveles equivalentes a la de los países que nos proveen los productos que importamos, y para ello hay que aplicar políticas monetarias y fiscales racionales (menor emisión de circulante y menor gasto público) y crear las condiciones para que florezcan las inversiones que permitan incrementar y diversificar la producción de bienes y servicios y hacer más eficientes y productivas las unidades de producción”, sostuvo Palma. Añadió que eso es algo que no se observa en el panorama y que, por el contrario, el poder ejecutivo ha dado muestras de que buscará incrementar los controles sobre la economía, como la fijación de precios, lo que desincentiva la inversión y tiende a crear mercados paralelos donde la inflación se desborda.
La gasolina
El presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), Jorge Roig, consideró que las medidas anunciadas por el vicepresidente Ramírez apuntan en la dirección correcta, en especial la discusión sobre el aumento al precio de la gasolina.
“Es necesario ajustar el precio de la gasolina”, dijo el líder del organismo cúpula empresarial venezolano y agregó que lo importante es que los recursos que el Gobierno obtenga o deje de gastar como resultado de una eventual alza al combustible no se destinen a mitigar la crisis económica del país sino que se destinen a un programa integral de ahorro energético que incluya la construcción de un sistema de transporte público eficiente, algo que no existe en estos momentos en las grandes ciudades de Venezuela, en especial en Caracas. “Es preferible una sana política energética, que incluya un precio justo de los combustibles, a seguir subsidiando con fondos que no tenemos el excesivo consumo desatado en nuestro parque automotor, como consecuencia de una errónea política de fijación de precios en recursos no renovables”, sostuvo. Los USD12.600 millones que según estimaciones del Gabinete cuesta el subsidio anual a los combustibles dejarían de gravitar como un lastre en las finanzas públicas con un ajuste al precio de la gasolina pero de acuerdo con el economista Efraín Velázquez “de nada servirán medidas de este tipo si no se deja de gastar en forma desmedida; todo depende del nivel de gasto público que ejerza la Nación”.
Gasto excesivo
El presupuesto del 2014 aprobado por la Asamblea Nacional prevé un gasto de USD87.719 millones para este año, pero es común que la República de Venezuela exceda esa asignación mediante la emisión de deuda interna y externa. De acuerdo con estimaciones preliminares de economistas privados, durante el 2013 el gasto público rebasó los USD100.000 millones, cifra equivalente al 48% del PIB y un 60% superior al programado en forma original.
En el presupuesto del 2014 el Gobierno proyectó el precio del petróleo a USD60 por barril, muy por debajo de las expectativas de la banca de inversión, que lo tasa en un promedio de USD96,50 para el año. Como es costumbre, el Ministerio de Finanzas y PDVSA usarán esa diferencia para adicionar recursos a los diferentes programas oficiales, sin contar con los fondos extrapresupuestarios que financian una parte importante del gasto público, entre ellos el Fondo Conjunto Chino-Venezolano, que se alimenta con préstamos de la potencia asiática y se pagan con petróleo. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó que Venezuela registrará un crecimiento de apenas un 1,0% en el 2014, muy por abajo del 3,2% anticipado para la región, “como resultado de un leve repunte de la actividad económica de los sectores dependientes de insumos importados, después de un posible ajuste cambiario a principios del año”. De acuerdo con el Organismo de Naciones Unidas (ONU), un tema que merece atención en Venezuela es el de las reservas internacionales, que cerraron el 2013 en USD21.485 millones, lo que significó una baja del 28,1% con respecto al inicio del año. “Alrededor del 80% de las reservas del Banco Central son reservas en oro y solo unos USD4.500 millones son reservas líquidas”, indicó la CEPAL en un reporte sobre el país. Los USD4.500 millones no cubren ni siquiera un mes de importaciones. |
jueves, 9 de enero de 2014
Venezuela arranca el 2014 con inminentes ajustes económicos
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