lunes, 9 de septiembre de 2013

Nuevas regulaciones a productos alimenticios: oportunidad y desafío

Los problemas de salud que genera la creciente obesidad de la población latinoamericana motivan a los gobiernos de la región a aplicar nuevas regulaciones sobre los productos alimenticios, lo cual, aunado al aumento de la demanda de alimentos saludables, tiene un impacto en el mercado. http://bit.ly/1aSNYzJ




 

Por: Alfredo Roca
Corresponsal de Legiscomex.com
Chile 
 
Dos de cada tres latinoamericanos mayores de 15 años y uno de cada cinco adolescentes tienen problemas de sobrepeso. Para el 2030, habrá en la región 191 millones de obesos, según proyecciones del Banco Mundial (BM).Las alarmantes estadísticas han llevado a los gobiernos de la zona a tomar cartas en el asunto y a ubicar este problema de salud en el centro de sus políticas públicas.

Las leyes y regulaciones para controlar los contenidos de grasas, azúcares, sodio, potasio y sal en los alimentos procesados proliferan en todos los países del área. En Chile, la denominada “Ley Súper 8” prohíbe la venta de alimentos procesados en colegios, impone normas mucho más estrictas al etiquetado de los alimentos envasados y prohíbe la publicidad de alimentos dirigida a niños menores de 14 años. En Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica,México, Perú y Uruguay se han aprobado o se promueven legislaciones similares.

“Vivimos una epidemia de obesidad. No nos podemos quedar de brazos cruzados. El sobrepeso no es solo un problema de salud en sí mismo, sino que es causante de otras enfermedades como diabetes, hipertensión y padecimientos cardiovasculares que aparecen como la primera causa de muerte en varios países”, dijo a Legiscomex.com la nutricionista de la Universidad de Chile, Pilar Reyes.

Para el analista de investigación de Euromonitor Internacional, David Mackinson, las empresas alimenticias que operan en Latinoamérica deberán adaptarse a un escenario mucho más regulado que puede alterar las tendencias de consumo en la región.

“Las regulaciones sobre el etiquetado de alimentos, que deben establecer con claridad y en forma más visible la información de grasas, azúcar y sal, y las restricciones a la publicidad y a la venta de alimentos no saludables en establecimientos escolares pueden hacer de cambiar de parecer al consumidor. Los padres estarán más atentos de los alimentos que proporcionan a sus hijos”, señaló.
Desafíos
La tendencia a una mayor regulación al mercado alimenticio parece imparable. El senador chileno Guido Girardi, un médico de profesión que fue el autor de la “Ley Súper 8”, deploró el reglamento que emitió el Ministerio de Salud para esa legislación, dijo que fue insuficiente y pidió reelaborarlo para acotar el poder de las empresas para imponer preferencias alimentarias.

“Las tendencias de regulación apuntan a mayores restricciones. Cada vez habrá más barreras a la venta de alimentos no saludables en las escuelas y en la publicidad dirigida a los niños. Esos son retos que tienen las empresas alimentarias, pero estos cambios también producen oportunidades”, comentó Mackinson.

Explicó que muchos de los marcos regulatorios buscan no solo restringir el consumo de productos no saludables, sino promover la ingesta de alimentos saludables y la actividad física en la población, como forma de combatir y prevenir la obesidad y los problemas producidos por esta y por sus patologías asociadas.

Dijo que, por un lado, industrias como la de confitería y snacks que elaboran productos con altos contenidos de grasas, azúcares y sodio, así como personajes del gusto infantil para promocionar su venta, tendrán un impacto negativo. 

“Pero aquí también se nos presentan oportunidades, como puede ser el aprovechamiento del aumento que tiene el mercado de productos saludables como consecuencia no solo de las legislaciones más estrictas, sino de los hábitos más sanos de las poblaciones latinoamericanas”, añadió el investigador.

Reyes, por su parte, señaló que la obesidad no solo es un problema de salud, sino de presupuestos. “Los gobiernos cada día están más conscientes de que resulta más rentable invertir en prevención de enfermedades que en su atención, por lo que promover una alimentación y un estilo de vida más sanos resulta un buen negocio para los países”, dijo la nutrióloga. 
Afirmó que en una región donde la pobreza alcanza a 167 millones de personas, cifra que equivale al 28,8% de los habitantes, el precio de los alimentos es un factor relevante y la realidad es que los productos elaborados más saludables tienen un mayor costo por la calidad de sus ingredientes. 

“Esto es un factor a tomar en cuenta. Lo que esperamos es que una masificación se estas tendencias de mejore hábitos alimenticios se traduzca en menores precios de estos productos. Es un desafío y una oportunidad para que los productos de estos alimentos puedan llegar a más segmentos de población”, comentó Reyes.
Tendencias
Una pregunta que aún está por responderse es cómo afectarán estos cambios regulatorios las tendencias de consumo y las estrategias de la industria alimenticia en la región.

El proyecto europeo Etiquetado de Alimentos para Avanzar hacia una Mejor Educación para la Vida (Flabel, por su sigla en inglés) realizó el año pasado un estudio sobre el impacto de las etiquetas nutricionales en los productos alimenticios envasados. 

De acuerdo con la investigación, el formato o estilo de la etiqueta tiene efectos mínimos en el consumidor. Sin embargo, un certificado de comida saludable, que ponga de relieve la calidad de los productos (por ejemplo, “Contiene Omega 3”) sí influye en la decisión del comprador. En EE UU, la Asociación Americana del Corazón permite que productos bajos en grasas y colesterol utilicen su logo, lo que se traduce en plus para esos alimentos. Eso incentiva a un sector de la industria alimentaria a invertir en ingredientes más sanos, pues un certificado de una institución reconocida incrementa la rentabilidad de sus productos.

El estudio de Flabel también concluye que los consumidores entienden la información de los etiquetados, pero la motivación (precio, gusto, hábitos alimenticios) es más importante y por ello las etiquetas no cambian de manera considerable el comportamiento de los que no están interesados en comer mejor.

Las etiquetas solo cambian el comportamiento del consumidor informado que se preocupa por alimentos que consume su familia y este representa un segmento aún minoritario.
Oportunidades
El investigador de Euromonitor Internacional, Matías Togni, señaló que las nuevas leyes y regulaciones para promover mejores hábitos alimenticios son irreversibles y la industria debe adaptarse a ellas, aunque frente a este reto las pequeñas y medianas empresas tienen una desventaja pues sus recursos son limitados en comparación a los de las grandes firmas del sector.

“Pero siempre es posible encontrar oportunidades en un escenario de mayor control y regulación”, señaló.

Un ejemplo es la marca de jugos en polvo “Tang” en Argentina, que se vio obligada a eliminar de sus empaques las figuras de frutas pues una nueva legislación estableció que solo los productos que tuvieran más de 5% de sumo natural podría promocionarse como jugo de fruta.

“Tang” eliminó de sus empaques las figuras de fresas, naranjas, uvas y naranjas, pero realizó un rediseño integral del empaque que potenció la marca en el envase. El rótulo “Tang” pasó de ocupar un 20% de espacio en las antiguas etiquetas a casi un 40% en las nuevas. Con ello, pasó a consolidar su posición de dominio en el mercado.

De acuerdo con Togni, este es un buen ejemplo de cómo se debe reaccionar rápido y transformar una amenaza en una oportunidad, “lo que quiere decir que con una adecuada estrategia las empresas pueden responder a las nuevas exigencias regulatorias y a las demandas del mercado”.

“Las estrategias pueden variar desde el rediseño del envase hasta transformar los productos en bienes más saludables. Hay cada vez más gente en Latinoamérica dispuesta a pagar un poco más por productos de mayor calidad y más saludables. Con una adecuada estrategia, se puede sortear bien la reglamentación, cumplir con ella y mantener o aumentar nuestros shares de mercado. Hay que ser más creativo y adaptarnos al nuevo escenario”, aseguró. 

Dijo que frente a este panorama la industria alimentaria también debe aprovechar el crecimiento del mercado de productos saludables, que en la región registrará una expansión del 40% entre el 2012 y el 2017.

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