jueves, 26 de septiembre de 2013

La encrucijada de la minería chilena

El alto costo de la energía y la mano de obra, la escasez de agua y la postergación de proyectos de inversión han llevado a la minería chilena a perder competitividad en momentos en que la desaceleración china hace caer la demanda mundial y el precio de los metales.  http://bit.ly/15y9VCT  

   
 



Por: Alfredo Roca

Corresponsal de Legiscomex.com
Chile 
25 sep 2013
La enorme ventaja de tener a China como principal socio comercial puede convertirse en una debilidad en momentos como el actual, en que el gigante asiático vive un periodo de desaceleración, que ha llevado sus tasas de crecimiento económico al más bajo nivel en 13 años, lo que provocó una caída en su demanda de materias primas como el cobre, principal producto chileno de exportación.

Chile tiene en China su principal mercado en el exterior y aunque la nación asiática mantiene una sólida expansión (se proyecta una tasa del 7,8% este año, la misma que en el 2012), será difícil que las cifras de dos dígitos regresen en el corto plazo, lo cual impacta en forma directa a la minería chilena.

El director ejecutivo del Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco) de Chile, Juan Carlos Guajardo, dijo aLegiscomex.com que el precio del cobre ha alcanzado este año un promedio de USD3,30 la libra, la más baja cotización de los últimos cinco años.

“Estamos viviendo momentos de incertidumbre en los que se habla del fin del súper ciclo minero por la situación económica mundial y por las dificultades que experimentan las compañías del sector y los proyectos de crecimiento en particular, lo que nos lleva a disminuir las expectativas de crecimiento de la oferta, sobre todo a partir del año 2017”, sostuvo el economista y experto en el mercado mundial de cobre.

La caída en demanda china y el menor precio registrado por el metal rojo ha llevado a Chile a disminuir sus exportaciones mineras este año, que sumaron USD28.713 millones entre enero y agosto pasados, un 1,86% por debajo del registro del mismo periodo del 2012, a pesar de que el volumen de las ventas de cobre aumentó un 8% en ese tiempo.

“Hay más producción, pero menos ingresos por ventas, debido a la caída de los precios, lo que tiene un impacto en toda la economía, porque más de la mitad de nuestras exportaciones (55%) corresponden a la minería y, dentro de este sector, el 91% las aporta el cobre”, indicó Guajardo.

Una ventaja de Chile –principal exportador mundial del metal rojo- es que su amplia red de acuerdos comerciales le ha permitido tener un mercado exterior diversificado, en el cual China es el destino del 22% de las ventas internacionales, seguido por EE UU y la Unión Europea, con 15% en cada caso, y Japón, con el 10%.

China, sin embargo, es su principal comprador de cobre, con más de la tercera parte de la producción nacional, y la desaceleración económica en el país asiático ha provocado este año una contracción en las exportaciones chilenas, que en los primero ocho meses de este año disminuyeron en 1,9%, con relación al mismo periodo del 2012.

Guajardo aseguró que lo que ocurre con el cobre es determinante para las finanzas del país. Durante el primer semestre de este año, los ingresos tributarios procedentes de la actividad minera representaron el 9% de la recaudación total, el más bajo porcentaje de la década. La estatal cuprífera Codelco redujo en 66% sus aportes al fisco, mientras que las firmas privadas un 32%, lo que refleja el menor dinamismo del sector. Otra dato revelador es que el Producto Interno Bruto (PIB) minero de Chile rondará este año un 15,5%, mientras que hace cinco años llegó al 18,4%.
Competitividad
Para el presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) de Chile, Alberto Salas, además de los problemas coyunturales derivados de las condiciones del mercado mundial de cobre, el sector enfrenta una pérdida de competitividad, debido a los crecientes costos de producción por el encarecimiento de la mano de obra, el agua y la energía.

Según estimaciones de la Sonami, en septiembre del 2012 la carpeta de inversiones mineras programadas para los próximos 10 años ascendía a USD110.000 millones, de los cuales, un año después, se encuentran en proceso de revisión o se han postergado proyectos por USD43.600 millones, equivalentes al 39% del total.

Salas explicó que la principal razón que ha llevado a las grandes empresas mineras a revisar o postergar proyectos es el aumento de costos y la pérdida de competitividad derivada de esa situación.

Un primer factor que explica el aumento de costos en la industria cuprífera chilena es la disminución de las llamadas leyes del mineral, como se denomina al porcentaje de cobre que se extrae por cada tonelada de roca procesada.

En las últimas dos décadas, las leyes del mineral disminuyeron en un 46% al pasar de 1,61% en 1992 a 0,87% en el 2012, mientras que en el resto del mundo la reducción de ese indicador fue del 23% (del 1,45% al 1,12%), lo que pone a los yacimientos de Chile –principal productor mundial del metal rojo- en relativa desventaja respecto a los del resto del mundo, ya que obliga a las mineras a mover cada vez más toneladas de material para obtener las mismas cantidades de producto.

Al mismo tiempo, la energía eléctrica, insumo que representa el principal costo de la industria minera, ha experimentado un alza constante que tiene los precios del suministro en niveles históricos. Este mes (septiembre), por ejemplo, el precio del megawatt-hora de uso industrial en Chile llegó a USD258, una tarifa que es superior en más del doble al promedio de Latinoamérica y cuadruplica a la de países como Argentina.

El director ejecutivo de la Asociación de Empresas Eléctricas de Chile, Rodrigo Castillo, aseguró que los altos costos de la energía obedecen a que se ha anulado o postergado la construcción de nuevas centrales, debido a normativas ambientales y a recursos judiciales de las comunidades que han sido acogidos por los tribunales de justicia. 

“Tenemos muchas plantas que operan con diésel y que están funcionando las 24 horas al día cuando son de reserva. Esto contribuye a encarecer los costos de la energía eléctrica, al igual que las sequías que han afectado a Chile en los últimos años y que tienen los embalses de las hidroeléctricas en bajos niveles”, señaló.

Salas, por su parte, explicó que la escasez de agua en la zona norte, donde se concentra el grueso de la actividad minera, contribuye a incrementar los costos de operación de la industria, que en forma creciente acude al mar para obtener ese recurso. “Pero llevar agua de mar a las mineras y desalarla es cuatro veces más caro que el agua dulce”, indicó.

La escasez de de mano de obra y el alza en los salarios han contribuido también a elevar los costos de operación del sector minero. El crecimiento económico experimentado por Chile en los últimos años ha llevado la tasa de desempleo a los niveles más bajos que se hayan registrado. El mes pasado cerró en 5,7% y los especialistas hablan de pleno empleo en el país.

Según la Sonami, el costo laboral de las mineras chilenas se aproxima a los que se observan en ese sector en Australia, Canadá o EE UU, con un aumento de 13% en cinco años. Entre el 2000 y el 2009, los costos laborales del sector subieron un 82%, mientras que la productividad en el mismo lapso creció un 36%.
Oportunidad
El presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, Diego Hernández, cuya empresa es la mayor minera privada de Chile, consideró que el momento de incertidumbre que vive el sector y la menor demanda de cobre prevista en el mundo para los próximos años brindan la oportunidad de “hacer una pausa y darnos un tiempo para que esto se normalice”. 

Sostuvo que el aplazamiento de grandes proyectos mineros permitirá a las empresas concentrarse en las expansiones que ya están en desarrollo y en trabajar más en planes de reconversión que permitan incrementar la productividad. “En un periodo como el actual, naturalmente hay que orientarse hacia allá”, señaló.

Para Hernández, el súper ciclo de precios de materias primas como el cobre –que comenzó a mediados de la década pasada— hizo que las empresas mineras relajaran el control de costos, en particular con los servicios que subcontratan, por lo que en esta coyuntura es necesario una mayor disciplina en el uso del capital.

Guajardo, por su parte, consideró que el año próximo el cobre registrará un precio promedio en torno a USD3,40 la libra, ya que “hemos vistos señales de estabilización en la demanda de China (que consume el 40% de la producción mundial); una aparente recuperación en la economía de EE UU y atisbos de la que crisis en la UE habría tocado piso”.

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