La crisis diplomática entre Colombia y Venezuela que desató la decisión del presidente Juan Manuel Santos de recibir en la Casa de Nariño al líder opositor Henrique Capriles podría quedar en el terreno diplomático, por la necesidad que tiene Venezuela de mantener una buena relación económica con su vecino. http://bit.ly/190JLbY
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Nadie espera que la crisis diplomática que desató la visita del dirigente opositor venezolano Henrique Capriles al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en Bogotá, se traspase en toda su intensidad al terreno económico y genere una caída del comercio bilateral como la registrada en el 2010, cuando el desplome llegó al 69% con respecto al 2009.
“En estos momentos, Venezuela no se puede dar el lujo de cortar el comercio con Colombia por decreto, como lo hizo el presidente Hugo Chávez hace casi cuatro años, porque hoy el país está viviendo una crisis económica muy profunda, con desabasto y escasez de divisas”, dijo a Legiscomex.com el consultor económico Robert Bottome. De acuerdo con el director de la consultoría VenEconomía, el Gobierno del presidente Nicolás Maduro “tiene la necesidad de mantener el diferendo con Santos en el terreno político y diplomático y de evitar que contamine la relación (económica bilateral) porque Colombia puede ayudar a aliviar la escasez”, que afecta al mercado venezolano, donde los consumidores no encuentran un gran número de alimentos y productos de primer necesidad. La airada reacción del canciller venezolano Elías Jaua por el gesto de Santos de recibir a Capriles en la presidencial Casa de Nariño en Bogotá coincidió con las gestiones que realizaban funcionarios de los países para llegar a un acuerdo mediante el cual Colombia pudiera abastecer a Venezuela los productos que no encuentran los consumidores, como carne, harina para hacer arepas, papel higiénico, azúcar y arroz, entre muchos otros. Entre las alternativas que se exploraban destacan dos: la posibilidad de que Venezuela le pague a Colombia con petróleo los bienes básicos que le pueda abastecer, y transitar hacia un sistema cambiario binacional en el que el valor del bolívar frente al dólar se ubique en un punto intermedio entre la tasa oficial, de BsF6,30, y la del mercado paralelo, que puede ser cuatro veces más. “Estas conversaciones van a tener que seguir porque Venezuela requiere de los productos colombianos para mitigar la escasez, más ahora que se está negociando un acuerdo de pagos alternativo. Si algo le falta a Venezuela en estos momentos son dólares, así que un mecanismo de intercambio en el que pueda pagar con petróleo le resultaría muy favorable”, aseguró Bottome.
Distractor
Para la economista de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) de Caracas, Jessica Grisanti, el gobierno de Maduro puede tener la tentación de utilizar el impasse con Colombia como un distractor de la severa crisis económica que vive país, donde los altos niveles de escasez han desatado la irritación y molestia popular.
“El mismo presidente Santos ha dicho que puede apoyar a Venezuela en el tema del abasto de alimentos, y aunque la visita de Capriles (a Colombia) ha provocado una reacción muy enérgica del gobierno de Maduro, no creo que esa circunstancia vaya a impactar demasiado en lo económico”, dijo la analista de la consultora Ecoanalítica. Explicó que con una escasez que, según estimaciones oficiales, ha rondado el 20% en lo que va del año –es decir, uno de cada cinco productos que buscan los consumidores no se encuentra en el mercado-, y con una inflación desbordada que impacta sobre todo en los bolsillos de las familias más pobres, el Gobierno tiene muy poco margen para tratar de distraer a la ciudadanía de esos problemas cotidianos atizando una crisis con Colombia. “El Gobierno puede tratar de utilizar esta situación con Colombia para tratar de opacar la crisis interna, sin embargo, no creo que lo logre. Ya ha tratado de hacerlo con otros asuntos políticos y sociales que han surgido en los últimos meses, pero la inflación y la escasez son tan altas que no se pueden opacar”, señaló la maestra en Economía Política por la Universidad de Illinois. Dijo que el Gobierno de Maduro, quien asumió como presidente de Venezuela abril pasado tras la muerte de Hugo Chávez, ocurrida el 5 de marzo, ha fallado en el propósito de controlar la crisis económica “porque no se han tomado la medidas necesarias y esto ha tenido un alto costo político”. Maduro asumió el cargo luego de una cerrada contienda electoral que Capriles, el candidato presidencial opositor, consideró fraudulenta, por lo cual se ha negado a reconocer como legítimo al nuevo Gobierno. Al clima de tensión política se suma la crisis económica, cuya máxima expresión es la falta de productos básicos en el mercado y un índice inflacionario que, según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), acumuló una tasa del 12,5% los primeros cuatro meses del año, frente al 4,4% del mismo periodo del 2012, lo anticipa un alza de precios superior al 30% durante este año. Grisanti mencionó que dos símbolos de la crisis de abasto que presenta Venezuela son la falta de papel higiénico y de vino de consagrar. Esto último ha hecho que muchas misas católicas se realicen con sustitutos de esa bebida. De acuerdo con la economista de Ecoanalítica, en ese escenario es poco probable que las diatribas del Gobierno venezolano contra su similar de Colombia por haber recibido a Capriles tengan eco entre la población, que está más preocupada por encontrar productos básicos y por estirar el presupuesto familiar que por los problemas con los países vecinos.
Confrontación y diplomacia
Luego de la reunión de Capriles con Santos, el pasado miércoles 29 de mayo, el canciller Jaua advirtió que ese encuentro provocaría un "descarrilamiento de las buenas relaciones" colombo-venezolanas y dijo que "desde Bogotá hay una conspiración abierta contra la paz de Venezuela".
En referencia a los alegatos de Capriles contra la legalidad de los comicios presidenciales del pasado 14 de abril, Jaua señaló que el presidente colombiano recibió “a una persona que desconoce las instituciones" venezolanas. Además llamó a consultas a Caracas a Roy Chaderton, representante de Venezuela en los diálogos de paz que sostienen en La Habana delegados del Gobierno colombiano y de las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Venezuela es, junto con Chile, un país acompañante de ese proceso de paz que resulta vital para Colombia y para el proyecto político del presidente Santos, mientras que Cuba y Noruega fungen como naciones garantes. Según ha trascendido, el fallecido presidente Chávez jugó un papel clave para los comandantes de las FARC se decidieran por iniciar una negociación con el Gobierno colombiano y Maduro cumple un rol de facilitador. Por eso resultó sintomático que un día después de la controvertida visita de Capriles a Santos, el presidente Maduro decidiera escalar el conflicto y acusara a su homólogo colombiano de asestar “una puñalada a Venezuela" al recibir al dirigente opositor que afirma que “que soy un ilegítimo”. Maduro fue más allá y dijo que "Santos le metió una puñalada a Venezuela lavándole la cara a los opositores". Agregó que, "mientras trabajamos por la paz desde aquí, desde Venezuela, no podemos aceptar que se conspire desde Bogotá", y enseguida deslizó: "Tengo dudas de continuar o no en el proceso de paz de Colombia". “Quien nos respete, aquí está nuestra mano. Que haya rectificaciones, es nuestro llamado, que haya rectificaciones a tiempo. Mientras tanto, seguiremos evaluando todas nuestras relaciones con el gobierno actual de Colombia”, aseguró el presidente venezolano. El Gobierno de Santos emprendió a través de su canciller, María Ángela Holguín, un trabajo diplomático de filigrana en la más absoluta discreción, “sin micrófonos”, y hará todo lo posible por contener la crisis diplomática y evitar que escale aún más. “En términos políticos sí puede haber un daño al proceso de paz en Colombia si Venezuela se retira porque es un país que les da confianza a los jefes de las FARC y porque ha jugado un papel de facilitador e impulsor de ese proceso”, dijo la internacionalista de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Elsa Cardoso, quien consideró este impasse como la más grave crisis colombo-venezolana desde que Santos y Chávez restablecieron en agosto de 2010 las relaciones bilaterales tras una ruptura que se había producido un mes antes.
El factor económico
“No tengo ninguna duda en que el Gobierno colombiano manejará esto con mucha prudencia y evitará que dañe las relaciones políticas, que desde la llegada de Santos (a la Presidencia, en agosto de 2010) habían sido muy buenas”, sostuvo Bottome.
“En el plano económico, Colombia no tiene mucho de qué preocuparse y en cambio Venezuela es dependiente en estos momentos del abasto de productos básicos que le pueda proporcionar su vecino. Yo más bien veo que por ese lado, mediante un acuerdo de intercambio (de bienes básicos por petróleo) puede estar una puerta de solución a esta crisis”, señaló el director de VenEconomía. De acuerdo con el Banco Mundial, la economía venezolana solo crecerá el 0,1% durante el 2013, muy por debajo de la tasa del 1,8% prevista en enero y lejos del pronóstico de expansión de Latinoamérica, que se estima en un 3,5%. La agencia Standard &Poor's bajó la calificación dedeuda soberana de Venezuela (actualmente en B+) de "estable"a "negativa" por la incertidumbre política que prevalece en el país luego del estrecho resultado de las elecciones presidenciales del 14 de abril pasado. Según esa firma, el panoramanegativo apunta a la posibilidad de que un “gobierno políticamente debilitado” recurra a políticas menos pragmáticas que desequilibren aún más la economía y redunden en una mayor inestabilidad. “Sería muy irresponsable ponerse a pelear con Colombia con esta situación”, sostuvo Bottom. |
jueves, 6 de junio de 2013
El impasse entre Colombia y Venezuela tendrá un limitado efecto económico
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