EE UU y la Unión Europea (UE) anunciaron este mes su intención de forjar una inédita Alianza Trasatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por su sigla en inglés), un marco comercial y regulatorio de nueva generación para expandir la relación comercial más lucrativa del mundo de USD459.000 millones anuales y cerca de USD7 billones de inversiones reciprocas. http://bit.ly/VhYAkc
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El pacto, que busca ser completado en alrededor de 18 meses de negociaciones, sería el más completo de su tipo jamás negociado y cubriría desde acceso a mercados, aranceles, tarifas, inversiones, licitaciones, así como asuntos regulatorios y no tarifarios, reglas sanitarias y fitosanitarias, barreras técnicas, protección de la propiedad intelectual, derechos laborales y salvaguardas ambientales.
La meta de EE UU y de la UE es no solo consolidar una zona de intercambio económico que concentra el 50% del comercio global, sino contribuir al desarrollo de nuevas reglas globales de comercio –en áreas como la convergencia regulatoria, flujos de datos y las barreras no tarifarias- que sirvan de modelo para fortalecer el sistema multilateral de comercio. “Potencialmente se trata de un acuerdo muy importante. Entre EE UU y la UE tenemos una tercera parte del comercio global de bienes y servicios. Existen 13 millones de empleos en nuestro país y en Europa apuntalados por nuestra profunda relación de comercio e inversión. Determinar el impacto del acuerdo dependerá de si podemos lograr el más alto nivel de ambición”, dijo el asesor del presidente Barack Obama para asuntos económicos internacionales, Michael Froman. Pero al margen de la dimensión del acuerdo, los dos países han enfrentado problemas previos en áreas sensitivas como la agricultura, que quedaron de manifiesto aún antes del inicio formal de las negociaciones, en relación con la posible inclusión de discusiones sobre los llamados Organismos Genéticamente Modificados (OGM). El presidente de la Comisión Europea, José Manual Barroso, defendió la alianza bajo el argumento de que ayudará a ambos a un mayor crecimiento a la luz del fracaso de las negociaciones globales de comercio en momentos en un alza en el precio de los productos agropecuarios, y aclaró que los OGM no estarán en la mesa de discusiones. Sin embargo el Representante Comercial de la Casa Blanca (USTR, por su sigla en inglés) Ron Kirk, dijo a los reporteros que “todo está en la mesa en todos los sectores, incluido en todo el sector agrícola. Sean OGM u otros asuntos, queremos confrontar esas barreras no tarifarias que frustran nuestro comercio y ciertamente incluiríamos flujos transfronterizos de datos como uno de los temas de siguiente generación que deben ser encarados”.
El pacto
EE UU y la UE parte de la noción de que los pasados acuerdos negociados con otros países –como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el acuerdo con Canadá o incluso los más recientes con Colombia y Panamá— reflejaron una época distinta del comercio global y por lo tanto debe buscar desarrollarse un nuevo marco que reconozca las nuevas realidades como el comercio a través de internet, transferencias informativas y un comercio de servicios altamente especializado.
Aunque los dos países aún no ocupan su asiento en la mesa de negociaciones, la estructura del acuerdo potencial fue trazada por el llamado “Grupo de Trabajo de Alto Nivel en Empleos y Crecimiento (HLWG, por su sigla en inglés) que completó el pasado 11 de febrero un diagnóstico de las áreas que han ocasionado cuellos de botella comerciales en el pasado y de otras que deben actualizarse a la luz de la nueva escena comercial global. Con el objetivo declarado de establecer nuevas disciplinas comerciales, eliminar sustancialmente las barreras al comercio y la inversión y profundizar la integración con miras a una convergencia regulatoria, las áreas de mayor interés para ambos países son: El HLWG consideró, no obstante, que un acuerdo de amplio espectro estaría incompleto si no se incluyen los llamados “obstáculos al comercio detrás de la frontera”, es decir aspectos regulatorios y no tarifarios que históricamente han tenido el efecto de obstruir el potencial mayor de la relación trasatlántica, sin descuidar preocupaciones legitimas en protecciones de salud, seguridad y medio ambiente. Con la meta de identificar las barreras no tarifarias que limitan la capacidad de innovación de las empresas de EE UU y de la UE, así como de promover más compatibilidad y armonización en regulaciones futuras, el HLWG recomendó negociaciones en los siguientes rubros: Finalmente el HLWH recomendó que el acuerdo desarrolle nuevas reglas y disciplinas con impacto no solo en el comercio transatlántico, sino a nivel global, incluidos los nuevos sucesos en relación con la protección de la propiedad intelectual, derechos laborales y salvaguardas ambientales, así como en áreas de facilitación aduanal, política de competitividad, empresas de propiedad estatal, materias primas y energía, y en atención particular a pequeños y medianos negocios.
Perspectivas
La concreción de la TTIP debe pasar no solo por la exitosa conclusión de negociaciones entre EE UU y la UE, sino por la aprobación de sus cuerpos legislativos. La administración Obama debe primero notificar al Congreso formalmente la negociación del pacto y podría ser necesario que cuente antes del voto final con la llamada Autoridad de Promoción Comercial o “VíaRápida” que expiró en 2007.
Aún antes del inicio de las negociaciones, los influyentes senadores del Comité de Finanzas, su presidente, el demócrata Max Baucus y el republicano más veterano Orrin Hatch dejaron en claro que el acuerdo debe forzosamente incluir los aspectos más sensibles para ambas partes en particular el sector agropecuario, así como la tendencia europea a fijar reglas de origen regionales a sus productos como el espumante de Champagne, el vino de Burdeaux o el queso Roquefort. “Le instamos a resolver estos y otras innecesarias barreras a la agricultura como parte de las negociaciones de libre comercio, tanto de manera individual como sistémica”, escribieron los senadores al presidente Barack Obama. Pero más allá de las quejas individuales de algunos senadores, la importancia potencial del acuerdo hace probable su aprobación en EE UU. Otro grupo separado de 15 senadores urgieron a Obama a acelerar las negociación, bajo el argumento de que aún si se trata de “pequeños pasos” generarán “oportunidades económicas y de crecimiento significativas”. Se espera que los mayores beneficios del acuerdo provenga de la eliminación de barreras no tarifarias y del impacto acumulativo de la convergencia regulatoria, lo cual podría beneficiar por ejemplo al sector automotor, mientras que las firmas de servicios y consultoría tienen un amplio potencia del crecimiento a partir de una reforma del esquema de licitaciones gubernamentales”. |
viernes, 1 de marzo de 2013
EE UU y la UE buscan una inédita alianza trasatlántica de comercio e inversión
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