El pleno de la Eurocámara, reunido en Estrasburgo (Francia), respaldó el acuerdo con 486 votos a favor, 147 en contra y 41 abstenciones.
La UE, Perú y Colombia terminaron de negociar el acuerdo comercial en el 2010 y lo firmaron el pasado 26 de junio en Bruselas.
La aprobación en el PE es el broche de oro a la larga tramitación del acuerdo, que ha pasado más de dos años en proceso de verificación jurídica y traducción a las 23 lenguas oficiales de la Unión.
Los eurodiputados respaldaron mayoritariamente un informe del conservador portugués Mario David, que recomendaba la aprobación del acuerdo.
Según la Comisión Europea (CE), el acuerdo permitirá a ambas partes eliminar de forma gradual los aranceles sobre exportaciones e importaciones, así como liberalizar los mercados de servicios y contratación pública.
En Colombia y Perú, los más beneficiados por las ventajas arancelarias serán los productores de fruta (sobre todo banano y uva) y langostinos.
Por parte de la UE, se espera que el acuerdo favorezca especialmente a los sectores de la maquinaria, los automóviles y la industria química.
En los momentos previos a la votación, los eurodiputados rechazaron la propuesta del alemán de Izquierda Unitaria Europea Helmut Scholz de devolver el texto a la CE para que fuera renegociado, ya que ese grupo político y Los Verdes han mostrado su rechazo frontal a las condiciones del acuerdo.
Desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, que regula el funcionamiento de la Unión, el 1 de diciembre del 2009, el Parlamento Europeo debe ser consultado antes de aplicar cualquier acuerdo comercial con terceros países.
En cambio, no puede introducir ninguna enmienda o cambio al documento y se debe limitar a dar su aprobación o su rechazo.
En respuesta a una petición del PE, los Gobiernos de Colombia y Perú presentaron sendas hojas de ruta para garantizar la protección de los derechos humanos, el medio ambiente y los derechos laborales.
No obstante, eurodiputados principalmente de Los Verdes e Izquierda Unitaria mantienen su preocupación sobre estas cuestiones y han votado en contra del pacto.
Diversas ONG y algunos sindicatos han denunciado repetidamente antes del voto la violencia y la impunidad de las agresiones cometidas contra defensores de los derechos humanos y líderes sindicales, especialmente en Colombia, y han reiterado a la Eruocámara su rechazo a la aplicación del TLC en tales condiciones.
En cualquier caso, el tratado incluye cláusulas que permiten su suspensión en caso de agravios a los derechos humanos, laborales o medioambientales.
De acuerdo con las previsiones de la Comisión, el acuerdo incrementará un 0,7% el PIB peruano y un 1,3% el colombiano, en tanto que los exportadores europeos ahorrarán cerca de EUR270 millones anuales en el pago de aranceles.
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