Sin reservas líquidas y con un sistema cambiario controlado que produce distorsiones y corrupción, Venezuela enfrenta una escasez de divisas que tiene al sector privado sin insumos para producir y con sus inventarios en niveles mínimos mientras la población padece un severo desabastecimiento. http://bit.ly/1fxfhka
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Los periódicos no tienen suficiente papel para mantener sus tirajes y secciones habituales, las distribuidoras de vehículos trabajan a la mitad de su capacidad por falta de automóviles, los supermercados lucen semivacíos en las áreas de lácteos, harinas, carnes y azúcar, entre otros productos básicos, y todo Venezuela sabe que la suma de estos faltantes se puede resumir en una frase de negación que se ha vuelto lugar común en el país: no hay dólares.
“Así de sencillo. No hay mercancías porque no hay dólares para importarlas. No hay producción nacional porque no hay dólares para importar los insumos. No hay dólares. Ese es el punto”, dijo aLegiscomex.com el economista Francisco Faraco. De acuerdo con el director de la consultora financiera Faraco & Asociados, Venezuela vive una crisis cambiaria que se convierte a pasos agigantados en una crisis social por el “brutal desabastecimiento que provoca la falta de dólares”. Según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), que ha tenido cuatro presidentes en el último año, durante enero pasado el índice de escasez llegó al 28%, un nivel histórico que representó un alza de 5,8 puntos con respecto a diciembre del 2013 y el cual significa que casi la tercera parte de los productos que buscan los consumidores en el mercado no está disponible. “Esa es la cifra oficial, pero aquí no hay ni agujas para inyecciones en los hospitales, muchos menos los medicamentos para tratamientos de quimioterapia a los enfermos con cáncer”, sostuvo Faraco. Para el experto en economía y finanzas de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la crítica situación “no sólo no mejorará, sino que va a tender a empeorar porque el gobierno no quiere aplicar ninguna medida de ajuste que vaya al fondo del problema. Aquí se requiere modificar la política cambiaria de control de cambios; la política fiscal que nos tiene en un déficit de más del 15% del Producto Interno Bruto (PIB) y la política monetaria, que busca mantener el consumo a fuerza de imprimir dinero, lo que nos ha producido una inflación desbordada del 56,3%, en el último año”. “El gobierno quiere que todo siga igual, pero que cambie, lo que nunca ocurrirá. Por lo tanto, la escasez de dólares y sus terribles consecuencias sobre la economía persistirán. Este año vamos a tener una recesión, con una caída del PIB de al menos un 3%”, agregó. Con este telón de fondo, el pasado miércoles 12 de febrero varios miles de estudiantes que expresaban la creciente inconformidad social que se advierte en el país salieron a las calles de las principales ciudades para protagonizar una jornada de protestas que acabó mal: con tres muertos y más de medio centenar de heridos por los disparos de grupos armados que los manifestantes identificaron como agentes del gobierno. De esta manera, la crisis económica comienza a ser un factor de movilización popular frente al cual el régimen puede apostar por la mano dura.
Los 47
Faraco es uno de los 47 reconocidos economistas venezolanos que el pasado 30 de enero divulgaron el documento “Crisis cambiaria, petróleo y deterioro socioeconómico”, el cual tuvo un gran impacto en el país por su crudo e informado diagnóstico sobre el estado de las finanzas nacionales y sobre la inviabilidad del modelo económico seguido desde la llegada del fallecido presidente Hugo Chávez al poder, en 1999, el cual mantiene su sucesor en el cargo, Nicolás Maduro.
Los expertos, que gozan de sólidas trayectorias académicas y en varios casos han incursionado en el sector público, indicaron en el texto que Venezuela enfrenta una serie de problemas que han hecho imposible abastecer al país con mayor producción nacional, estabilizar los precios y contar con un mercado cambiario funcional. Señalaron que esta situación ha originado un grave problema socioeconómico de desabastecimiento y de escasez generalizada de productos alimentarios, medicamentos, equipos, maquinaria e insumos para las distintas actividades productivas del país, mientras que los desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios acumulados en la última década se manifiestan en una tasa de inflación anual de las más altas del mundo, una escasez desbordada, un déficit del sector público consolidado excesivamente alto, el indebido e inconstitucional financiamiento monetario del BCV del déficit público y una severa restricción en la entrega de divisas petroleras al BCV, por parte de la petrolera estatal PDVSA. “Estas divisas petroleras, a su vez, se administran bajo un régimen de control de cambio propenso a la corrupción, en medio de un amplio diferencial cambiario entre la tasa oficial y la tasa no oficial, promovido por la misma política de gasto público deficitario con financiamiento monetario. Se trata de un auténtico círculo vicioso de prácticas gubernamentales incapaces de proveer estabilidad económica a Venezuela”, agregó el análisis. En los hechos, existen diferentes tipos de cambio: el oficial, que está a 6,30 bolívares por dólar; la tasa del Sistema Complementario de Adquisición de Divisas (Sicad), que es variable porque está sujeta a un sistema de subastas pero que en las últimas semanas se ha ubicado en 11,36 bolívares por dólar, y la cotización de la moneda estadounidense en el mercado negro, que ronda los 60,00 bolívares por dólar. Una nueva cotización comenzará a regir en los próximos días al implementarse el llamado Sicad II, mediante el cual los particulares podrán adquirir dólares a “precios de mercado pero con supervisión del Estado”, según anunció Maduro, lo que supone un intento gubernamental por reducir el tamaño del mercado informal de divisas.
Corrupción
El economista José Guerra, otro de los firmantes del documento del 30 de enero, afirmó que con ese cúmulo de diferenciales en la paridad bolívar-dólar el sistema de control de cambios vigente desde el 2003 “es corrupto y corruptor en sí mismo corrupto y ese es un problema fundamental”.
Mencionó que las mismas autoridades, entre ellas el ministro de Planificación, Jorge Giordani, y la ex presidenta del BCV, Edmée Betancourt, han reconocido que una larga lista de “empresas de maletín”, fantasmas o inexistentes, recibieron y utilizaron entre el 2012 y el 2013 más de USD25.000 millones en divisas a tasas preferenciales para luego negociarlas en forma fraudulenta en el mercado negro en operaciones en las cuales funcionarios públicos y empresarios del sector privado actuaron coludidos. El 5 de diciembre del año pasado, Guerra presentó ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) un amparo (tutela) con el objeto de que el Ejecutivo publique la lista de empresas de papel que cometieron ese fraude, sin que a la fecha haya tenido una respuesta. De acuerdo con el economista, “algo muy grave debe estar pasando para que la lista de empresas se mantenga en secreto y para que se produzca este encubrimiento que deja en claro que el sistema cambiario produce un incentivo perverso para una corrupción desbordada. Eso es lo que nos ha dejado el control de cambios”. El pasado 11 de febrero, el presidente Maduro anunció que será reformada la Ley de Ilícitos Cambiarios para imponer sanciones más severas a quienes hagan uso fraudulento de ese sistema. Entre las medidas que se han tomado para evitar abusos, está la suspensión temporal de envíos de remesas de Venezuela a Colombia ya que según las autoridades se prestaba a abusos y corrupción. Los giros se reanudarán hasta que se adopten nuevos mecanismos de regulación.
Callejón sin salida
El pasado 22 de enero el gobierno venezolano anunció un “nuevo sistema cambiario de bandas” que los mercados asumieron como una devaluación ya que la mayor parte de transacciones económicas del país se realizarán mediante las subastas del Sicad, a una paridad de al menos 11,36 bolívares por dólar, lo que significa un alza de 80,3% con respecto a la tasa oficial de 6,30 bolívares, que resulta insostenible para la economía nacional debido al alto déficit fiscal que arrastra el gobierno.
Según estimaciones del economista Miguel Ángel Santos, Venezuela cerró el 2013 con un déficit fiscal consolidado del sector público del 15,4% del PIB que fue financiado a través de pagarés del BCV y de deuda interna y externa. En un contexto de alto gasto público, caída de la producción nacional y restricción de divisas, el dólar en el mercado paralelo se elevó en 302% a lo largo de año anterior. A pesar de la insistencia del gobierno en que hay divisas suficientes para satisfacer las necesidades de la economía del país, las reservas internacionales mantienen su descenso y hoy se ubican en USD20.700 millones, un 5% menos que al inicio del año y una tercera parte por debajo de las reportadas en febrero del 2013. Menos de USD2.000 corresponden a reservas líquidas pues el resto está en barras de oro, lo que apenas cubre una semana de importaciones. El mes pasado, el Sicad sólo subastó USD90 millones, cifra irrisoria para los requerimientos de la economía. Según el gobierno, a partir de este mes comenzará a subastar USD220 millones a la semana. Faraco señaló que incuso en el supuesto de que el gobierno logre cumplir su propósito de subastar esa cantidad “hay un problema, porque USD220 millones a la semana son poco más de USD10.000 millones por lo que resta del año, y eso es nada para un país cuyo sector privado necesita importar, con crecimiento cero, USD35.000 millones al año”. Toyota de Venezuela anunció que desde el 13 de febrero paralizará actividades en su planta de Cumaná por falta de piezas y suministros de importación. La Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez) indicó que sólo dos de sus siete firmas afiliadas reactivaron su producción en enero pasado, tras las vacaciones decembrinas, y apenas lograron armar 296 vehículos, un 84,78% menos que en el mismo mes del 2013. Los gremios empresariales estiman que las deudas de las compañías privadas con sus casas matrices y proveedores del exterior llegan a USD9.000 millones, por lo cual en muchos casos han paralizado el abastecimiento. El Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio) urgió al gobierno en un comunicado a agilizar la liberación de divisas para reponer inventarios, los cuales se encuentran en niveles mínimos “por no haber recibido oportunamente las divisas necesarias para importar las cantidades de bienes que no puede producir la industria nacional y por los efectos de los procedimientos autorizados por el gobierno a nivel sectorial durante los últimos meses del 2013, en cuanto a la reducción forzosa de precios. Hoy son incuantificables las empresas que no han podido organizarse para atender a sus consumidores, por carecer de los bienes que se necesitan y procuran en los diversos puntos de venta”. De acuerdo con Faraco, Venezuela vive una situación “insostenible”. Señaló que el gobierno mantiene el apoyo de las clases populares porque no ha suspendido los subsidios directos a ese sector, “pero todo esto no puede durar mucho, no hay de dónde sacar ya más recursos”. |
lunes, 24 de febrero de 2014
Llegó a un punto crítico la escasez de divisas
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