Con tres años en el mercado, ha explorado un nicho en el que hasta ahora son
pioneros, la producción de telas ecológicas a partir de botellas PET recicladas
y los sobrantes de la confección.
Ecohilandes es una empresa familiar con sede en el municipio de La Estrella. El
producto que elaboran es hasta ahora único en el mercado nacional, se trata de
telas completamente ecológicas, resultado de la reutilización del plástico de
las botellas PET y el retal sobrante de las mesas de corte.
La idea surgió luego de ocho años de investigación y la crisis venezolana del 2008. Los Escobar hicieron empresa hilando algodón y exportando el 80% de su producción a Venezuela. Con la caída del precio del dólar y la crisis en el vecino país, muchas hilanderías prefirieron dejar el negocio, pero ellos decidieron reinventarse.
Encontraron capital en la Costa Atlántica, asociándose con la cooperativa de Algodoneros-Coopiagros, que en ese momento también buscaban nuevos modelos de negocio, para contrarrestar la crisis algodonera y la disminución de los sembrados.
De la mano de Enka, otra empresa paisa, dedicada a la producción de fibras a partir de botella PET recicladas, Ecohilandes encontró la oportunidad para procesar un material que en Colombia no había cómo transformar. Por la planta de Enka pasan más de 850 millones de botellas de PET al año, alrededor de 11 mil toneladas se convierten en fibra, que en su mayoría estaba siendo exportada.
El segundo insumo llega directamente de las mesas de corte y talleres de confección ubicados en el Área Metropolitana de Medellín. Este es un producto que es considerado desecho por los confeccionistas y que antes iba a parar a rellenos sanitarios o a contaminar fuentes hídricas.
Ecohilandes recibe el retal clasificado por colores, lo que garantiza que los hilos producidos no van a tintorería, ni se utilizan químicos, optimizando el uso de agua y energía.
La idea surgió luego de ocho años de investigación y la crisis venezolana del 2008. Los Escobar hicieron empresa hilando algodón y exportando el 80% de su producción a Venezuela. Con la caída del precio del dólar y la crisis en el vecino país, muchas hilanderías prefirieron dejar el negocio, pero ellos decidieron reinventarse.
Encontraron capital en la Costa Atlántica, asociándose con la cooperativa de Algodoneros-Coopiagros, que en ese momento también buscaban nuevos modelos de negocio, para contrarrestar la crisis algodonera y la disminución de los sembrados.
De la mano de Enka, otra empresa paisa, dedicada a la producción de fibras a partir de botella PET recicladas, Ecohilandes encontró la oportunidad para procesar un material que en Colombia no había cómo transformar. Por la planta de Enka pasan más de 850 millones de botellas de PET al año, alrededor de 11 mil toneladas se convierten en fibra, que en su mayoría estaba siendo exportada.
El segundo insumo llega directamente de las mesas de corte y talleres de confección ubicados en el Área Metropolitana de Medellín. Este es un producto que es considerado desecho por los confeccionistas y que antes iba a parar a rellenos sanitarios o a contaminar fuentes hídricas.
Ecohilandes recibe el retal clasificado por colores, lo que garantiza que los hilos producidos no van a tintorería, ni se utilizan químicos, optimizando el uso de agua y energía.
Modelo de negocio
Ecohilandes produce hilazas y telas, pero ha empezado
a explorar el negocio del producto terminado. A través de su marca Natuh,
confeccionan productos de hogar y tienen una línea comercial que elabora piezas
publicitarias para empresas, como bolsas y manillas.
Una hamaca de Natuh contiene 25 botellas de dos litros recicladas, lo que le aporta la resistencia del PET y un terminado que va con las tendencias actuales de telas rústicas. Es versátil en su manejo, pues permite hasta 126 combinaciones de colores y puede ser sublimada y bordada.
Otro aspecto en el que Ecohilandes le apuesta a la responsabilidad social es en la confección. Para evitar la gran informalidad del sector, trabajan con las fundaciones Solidaridad por Colombia y La Casa de la Mujer, que benefician con empleo formal a madres cabeza de hogar y familias vulnerables de Medellín.
Fueron reconocidos con el premio Emprender para la Vida, en la categoría innovación con materiales alternativos, esto les dio el impulso para continuar mejorando sus procesos y apostándole al producto terminado.
Fueron expositores y ganadores en el MeetLatam 2014 y sus telas ya son usadas por grandes marcas nacionales como Vélez, Bosi y Textiles Monteblanco, entre otros. En el exterior han tenido aún más éxito, exportando a EE UU, Centroamérica y Europa, zonas donde los productos ecológicos son muy valorados.
Una hamaca de Natuh contiene 25 botellas de dos litros recicladas, lo que le aporta la resistencia del PET y un terminado que va con las tendencias actuales de telas rústicas. Es versátil en su manejo, pues permite hasta 126 combinaciones de colores y puede ser sublimada y bordada.
Otro aspecto en el que Ecohilandes le apuesta a la responsabilidad social es en la confección. Para evitar la gran informalidad del sector, trabajan con las fundaciones Solidaridad por Colombia y La Casa de la Mujer, que benefician con empleo formal a madres cabeza de hogar y familias vulnerables de Medellín.
Fueron reconocidos con el premio Emprender para la Vida, en la categoría innovación con materiales alternativos, esto les dio el impulso para continuar mejorando sus procesos y apostándole al producto terminado.
Fueron expositores y ganadores en el MeetLatam 2014 y sus telas ya son usadas por grandes marcas nacionales como Vélez, Bosi y Textiles Monteblanco, entre otros. En el exterior han tenido aún más éxito, exportando a EE UU, Centroamérica y Europa, zonas donde los productos ecológicos son muy valorados.
Iniciativas como esta son un soplo de aire fresco para la
industria nacional, que actualmente sufre por la volatilidad en los precios de
los insumos para la confección, que deben ser en su mayoría importados. Se
convierte además en una opción sostenible para empresas que quieran apostarle a
la responsabilidad ambiental, también abre la puerta a nuevos mercados, pues al
ser un producto con certificado de origen, cuenta con ventajas especiales en el
TLC con EE UU.
